CUATRO VERDADES DE LOS ESTUDIANTES

Quienes hayan leído la gacetilla anterior podrían opinar que el problema actual de las escuelas, si tuviera solución, es muy difícil. 

Sí, pero no.

Existen cuatro verdades universales que se aplican a todos los huercos de nuestra especie, que los deportes extremos y las bandas aplican con gran éxito y que también pueden ser las herramientas del buen mai.

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Los jóvenes necesitan y les gusta la estructura
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A los estudiantes les gusta sentirse dentro de una zona segura y que haya una persona al frente que controle cualquier situación. Dependiendo de la edad, algunos empujarán los límites para ver hasta dónde resisten y cuál es el umbral de tolerancia de quien está al frente; esto es cierto aún cuando rebasan los límites. Regresan, regatean las consecuencias, pero regresan si la estructura que les ofrecemos es más sólida que la que encuentran en otras ocupaciones.

Un mai que aplica reglas flexibles o que no tiene reglas porque prefiere ser popular, aceptado y preferido por sus discípulos, generalmente logra ser muy apreciado por ellos, lo quieren, lo adulan y lo manipulan, y su clase es un fracaso en el sentido de que los discípulos no aprenden lo suficiente: simplemente se la pasan bien, pero no respetan a su mai.

En clase, como en los deportes, hay que tener reglas claras, bien definidas y expresadas, y hay que hacer que el estudiante se sienta seguro y confortable porque su mai es justo, equitativo y cumplidor.

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El joven trabaja si admira a su mai
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La disciplina genera respeto, pero eso no garantiza que a los discípulos les guste su mai. Para generar esta simpatía, sin perder el orden, hay que trabajar muy duro desde el primer día de clase. En la sesión introductoria del curso o antes si la escuela lo permite, el mai debe mostrarse como persona,  con familia, gustos, preferencias, en el ejercicio exitoso de su profesión y de su vocación docente; hay que presentar el curso como algo interesante, retador y útil para su vida presente y futura; de ser posible, hay que mostrar fotos y trabajos de cursos anteriores donde aparezcan jóvenes, como ellos, divirtiéndose y orgullosos de sus resultados.

Si los recursos lo permiten, muestra fotos de tu infancia, de tus actividades cuando tenías la edad de tus discípulos, cuenta tus travesuras o las consecuencias de tus errores; no importa que se rían un poco de ti, eso no disminuye tu autoridad y sí aumenta tu estatura moral al compartir tu vida con ellos. Si tu trabajo te ha llevado a lugares lejanos, pásales una imágenes de los retos que has superado, de las costumbres de otros pueblos y otras naciones; muéstrales las cosas interesantes que has vivido. En suma: sé tan humano como tus discípulos.

Un buen discurso de bienvenida podría contener algo como esto: "jóvenes, no me interesa ganarme su afecto porque ya tengo quien me quiera, no vine a ser su amigo porque ya tengo suficientes amigos, no me importa si los hago enojar y tampoco si me ponen apodos, porque mi objetivo no es hacer amigos o ganarme su afecto, sino que ustedes aprendan algo. Lo que me interesa es que cada uno de ustedes reciba la mejor educación posible; quiero que sepan que haré lo que sea necesario para que su futuro sea mejor gracias a lo que aprendan aquí, y nada me lo va a impedir." 

Esto puede parecer un poco brusco, sin embargo es lo que ellos comprenden rápidamente, en lenguaje llano y al punto. De esta manera saben que no pueden dominar a su mai con falsos afectos o cercanías; se dan cuenta cuál es el objetivo común a ellos y al mai, y comprenden que el verdadero centro de la educación son ellos, no el mai, ni el tema, ni la institución. 

Lo más curioso de este discurso es que dice que no nos interesa su afecto, cuando en realidad esperamos ganarnos su verdadero afecto con la calidad de la educación que les vamos a dar. ¿Queremos que les guste su mai? ¡claro!. El chiste está en no revelarlo; cuando los huercos saben que estamos tratando de ser agradables, les estamos dando armas para sacar ventaja. Esto opera como si fueran nuestros propios hijos: no se puede amarlos sin disciplinarlos, y no se puede aplicar la disciplina sin amarlos.

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A los discípulos les gusta saber qué se espera de ellos
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Lo que pasa es que no lo saben automáticamente; los jóvenes son jóvenes y su sentido común es diferente al de un adulto porque no tiene experiencia acumulada. Cuando se explica claramente lo que se espera de ellos, las metas, las consecuencias, y se les dan los recursos, ellos se empeñan en lograrlo porque quieren ser aceptados por sus iguales y por el mai.

Si al aplicar una evaluación el estudiante pregunta ¿qué me faltó? o ¿yo qué hice? lo que está diciendo es que no entendió las reglas o que no se explicaron con suficiente claridad y está aprovechando un resquicio para colarse. El plan del curso debe publicarse al principio y debe ser reforzad con anticipación a las fechas críticas.

Una voz de alerta: las acciones disciplinarias deben ser individuales, nunca colectivas, y deben ser comunicadas en privado al infractor. La manera más rápida de mandar un discípulo a la guerrilla en el Bronx y perderlo, es ridiculizarlo enfrente de sus compañeros.

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A los chavos les gusta sentir que alguien se interesa por ellos
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Saber y llamarlos por sus nombres, sin apodos y con respeto; conocer sus intereses extra escolares y, en algunos casos, sus problemas; corregir con esmero y prontitud sus trabajos, ponerles comentarios individualizados, hablarles cuando están preocupados y escucharlos cuando lo necesiten, son apenas unas cuantas acciones que demuestran interés genuino por la persona. Y ahí les va otra.

En alguna ocasión, este mai pasaba por su etapa del novato en el aula, y tenía un discípulo bastante revoltoso, impuntual y maloliente. Resulta que se dedicaba con pasión al foot ball, y además, arrastraba en su rebeldía una buena corte de admiradores y porristas. En cierta ocasión el mai dejó una tarea para entregar el lunes y el sujeto se acercó al final de la clase para avisar que no iba a entregar nada porque tenía un torneo durante el fin de semana y no iba a poder hacer el trabajo.

El mai decidió asistir al torneo para ver por qué era más importante que hacer un trabajo escolar, se sorprendió de ver la cantidad de gente que asistió a un lugar remoto, sin servicios, al radiante sol de verano, pero más sorprendido quedó el discípulo de ver a su mai en la tribuna aplaudiendo sus jugadas, insultando a los árbitros y haciendo magia vudú sobre los contrarios.

El discípulo entregó la tarea bien hecha a primera hora del lunes, su conducta cambió a partir de ese día; de sentarse en el Bronx del salón, se fue sentando poco a poco cada vez más adelante; de impuntual, pasó a ser exigente de su tiempo y, de estar en el cuartil más bajo de su grupo, pasó a estar en el cuartil más alto de su generación. ¿Qué pasó?.

Para que el alumno invierta en el mai, el mai primero tiene que invertir en el alumno.

El mai.

LA ESCUELA NO DUELE

Aparece un anuncio en la puerta de una escuela de prestigio en una colonia de abolengo que dice:

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TRÁIGANOS A SU HIJO
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Estamos organizando una actividad en la que su hijo será agredido verbalmente y maltratado seis días de la semana durante al menos cuatro horas diarias; se lo vamos a golpear individualmente y en bola; quedará tan adolorido que cuando llegue a casa no podrá comer ni dormir. Si llueve, no importa que se moje, al cabo que el agua y el lodo son ecológicos; por la tarea escolar no se preocupe, tenemos influencias que le permitirán pasar de grado sin dificultad.

Usted deberá comprar los uniformes y los equipos necesarios, es conveniente que también contrate un buen seguro de gastos médicos mayores, que incluya traslados aéreos y terrestres y cobertura total hasta por prótesis dentales, fracturas y rehabilitación prolongada. 

Le sugerimos que también traiga  a sus hijitas para que lo animen cuando esté desfalleciendo él o sus compañeros por cansancio o por lesiones; a ellas también deberá comprarles un uniforme chiquititito y su equipo de animación para ensayar cómo estimular las hormonas de todos los participantes.

Después de las actividades diarias, su hijo podrá usar las instalaciones sanitarias que tenemos dispuestas para que se dé un reconfortante regaderazo de agua fría; ahí será agredido verbalmente por sus compañeros y dirigentes de la actividad, pero no se preocupe, conforme vaya creciendo, él podrá abusar de los nuevos integrantes.

Una vez a la semana, usted tendrá la oportunidad de asistir a la actividad que hemos organizado con otros clubes para que los muchachos puedan expresar su agresividad acumulada durante la semana y demostrar la fortaleza que le habremos de desarrollar paulatinamente. Durante estos eventos usted y su familia podrá también agredir a los jóvenes de ambos clubes, seguramente que este desfogue personal le dará tema de qué hablar orgullosamente con sus compañeros de trabajo durante la semana laboral, y su hijo estará ansioso de regresar el lunes a los ensayos de rutina.

Por favor, anticipe su solicitud y ahorre para las cuotas de recuperación ya que tenemos una enorme lista de padres de familia esperando por el privilegio de un lugar en nuestra organización

Después de varios años de estas actividades formadoras del carácter, le entregaremos un joven fuerte, en algunos casos sin ninguna competencia escolar y seguramente lesionado al menos cuatro veces, pero eso sí, con muchos recuerdos de los hospitales de traumatología del rumbo y con ganas de que sus hijos sigan sus pasos cuando llegue la hora; ¿nos presta usted a sus hijos? esto se llama: Foot Ball Americano.




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¿Exagero? -no mucho.
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Lo que dije de este deporte, más o menos matizado, se puede aplicar a varias actividades infantiles y juveniles. Pasa con la gimnasia, el ballet, la salsa, el soccer, el piano, el violín, la interpretación teatral, la natación, el golf, y ... sigue leyendo.

Hay otra organización que está fuera de control y, a veces, hasta del conocimiento de los padres. Los niños y jóvenes ansían pertenecer a ella, pagan de su bolsillo por entrar, privándose de sus comidas, golosinas y distracciones; para entrar son sometidos a toda clase de violencia y vejaciones, y para cementar su entrada son obligados a pasar una serie de pruebas progresivamente difíciles, asquerosas y hasta delictivas. De algunas, es prácticamente salir con vida.

Su credencial de identidad puede ser una marca indeleble sobre su cuerpo, como un tatuaje o un "piercing" que les impida salir o cambiar de club; una mutilación o toda una manera diferente de gesticular con las manos, de vestir, de maquillarse y de hablar. Las jerarquías dentro del núcleo social son rigurosamente observadas y cualquier insolencia es castigada de inmediato con el mayor rigor. Esto se llama pandilla, banda, flota, palomilla, bola y muchas otras palabras más.

Una de sus reglas típicas es: "la entrada es voluntaria, la salida es sólo muerto, y todo lo de en medio es a güevo".

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¿Por qué?
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La pregunta que surge de todo lo dicho es: ¿por qué un niño o niña, joven o adulto, quiere participar en todos los grupos mencionados, si el precio de entrada, de estancia y de salida son tan altos?

Y las razones son varias: el joven quiere pertenecer a algo que lo proteja y lo apoye, necesita aprender lo que le sirva ¡ya! aquí, ahora y en el futuro; quiere ser respetado por sus iguales, necesita reglas claras y consecuencias inmediatas de sus actos: respeto o admiración por sus actos deseables o castigo inmediato por los indeseables; necesita una jerarquía que le permita ascender, no que lo estanque o que sea inaccesible, y lo más importante: quiere tener modelos a quien admirar, respetar e imitar.

¿Puede el mai ofrecer eso?

¿El mai respeta, apoya y proteje a sus discípulos?, ¿les enseña lo que les sirve en la vida real?, ¿les pone reglas claras y equitativas?, ¿las consecuencias son inmediatas y justas?, ¿asciende ante sus iguales cuando cumple?, ¿o lo tachan de "ñoño"?, ¿Es el mai una persona justa, admirable, respetada e imitada?

¿Por qué el joven prefiere asistir al templo del dolor (como lo nombró un famoso coach) o andar con la pandilla, que ir a la escuela?

El deporte duele y es útil; la pandilla duele y es perniciosa, la escuela no duele, es útil y, sin embargo, no atrae. Espero nutridas sugerencias

el mai.
 


ES QUE ME DA WEB

¿Cuál mai no ha oído esta queja al asignar la tarea o algún trabajo escolar?

¡Ninguno!.

Pero, ¿te has preguntado porqué hay tanta resistencia al trabajo? Creo que a todos nos a atacado este fantasma alguna vez y, sin embargo, tal parece que ahora es epidémico de la Generación Google; además, ¿porqué ese ataque de la Web es tan intensivo en México y no tanto en otros países? 

Una hipótesis, que no llega ni a teoría aspiracional, es la siguiente:

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La hipótesis del castigo
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-ios, en su  infinita sabiduría, creó al hombre, le dió una mujer y los dotó de un paraíso en donde todo estaba sujeto a ellos; sólo les prohibió algo, "aquellito" que todo mundo sabe, y que la biblia nos dice que era comer del fruto del árbol del bien y del mal. Ecología aparte, el hombre - que eso quiere decir la palabra "Adán" y su pareja, le entraron al fruto con mexicana alegría hasta que el creador los cachó en plena movida.

Después de cruzar algunas palabras, de no descartar ninguna hipótesis y de haber hecho caer todo el peso de la ley sobre los culpables, o sea, la tierra, la serpiente, la jefa y el presunto implicado, -ios maldijo a la tierra y condenó al hombre diciendo "... con fatiga sacarás de la tierra el alimento" (Génesis 3:17, para quien no lo crea, no lo dude y piense checarlo)

De ahí, hasta nuestros días, el trabajo es visto como una maldición, el pan se come con el sudor de la frente y los hijos nacen cargando el pecado original, o sea, el pecado que les da origen; al menos esa era la visión de la iglesia medieval. 

Esta es una versión muy simplista; habría que complementarla diciendo que el trabajo arduo y el sacrificio personal es el camino para redimirnos... y sobrevivir. Es por esto que cuando obtenemos algo con facilidad no lo sabemos apreciar: porque no nos costó, no nos satisface.

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La otra manera de ver el trabajo
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Sin embargo, hay otra visión: la del movimiento reformista de la Iglesia en el siglo XVI que quiso resolver los problemas en que había caído la iglesia. Lutero, Zuinglio, Calvino y Enrique VIII hicieron las primeras iglesias cismáticas del cristianismo renacentista y, una más y otras menos, enarbolaron una interpretación diferente de muchos temas del cristianismo, pero uno en particular nos interesa para la gacetilla: su visión acerca del trabajo humano.

Para las iglesias reformistas la máxima autoridad no era el Papa en Roma, sino la biblia, y ésta dice "... ¿ves a ese hombre dedicado a su negocio? él estará adelante de los reyes" (Proverbios 20:29, pero tienen que leerla en Inglés, no en Español, porque en este idioma la palabra "business" ha sido esterilizada para consumo católico) y la interpretan diciendo que el trabajo es una actividad humana que le da gloria a -ios, y que el hombre que trabaja, se para frente a su creador adelante de los reyes, es decir, quien trabaja ocupa un lugar más preponderante que quien no trabaja, aunque sea noble o de clase "superior".

Esta manera de ver el trabajo nos lleva a que, quien más trabaja, más gloria le da a -ios y mejor lugar ocupa frente a él y, de paso, es más próspero delante de sus congéneres; la manera de trabajar está sujeta a reglas muy estrictas de honradez, equidad y apego a reglas, al punto que los banqueros más confiables y discretos del mundo moderno están en Zurich, zona protestante descendiente de Zuinglio, Ginebra, también protestantes descendientes de Calvino, Amberes, hijos de Moisés y parientes de Lutero, y Londres, tataranietos de Enrique VIII.

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La mística no es una monja
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Los pueblos más orgullosos en su trabajo están en Holanda y Alemania, que son afines a Lutero y, en general, los cultos derivados de la reforma tienen una visión diferente del trabajo, no como una maldición, sino como un orgullo y un signo de su carácter.

Esto no quiere decir que la mística del trabajo sólo provenga de las creencias confesionales, no, pero algo tiene que ver, puesto que hay otras naciones, principalmente orientales, que también tienen profundo respeto por el trabajo honorable; por ejemplo, en Japón, se compite para demostrar quién trabaja más y mejor, y hay artesanos tradicionales cuya competencia ha sido declarada monumento nacional. Igualilto que quienes hacen las guitarras de Paracho.

Y este es el punto de la gacetilla: los mais tenemos la tarea de sembrar la mística del trabajo, no como maldición divina, sino como símbolo de carácter y orgullo de clase. Los discípulos aprenden más de nosotros cuando les presentamos nuestra imagen como profesionistas exitosos, amantes de nuestra disciplina y apasionados con nuestras metas, que de ninguna otra manera, exceptuando lo que aprenden por curiosidad.

El amor al trabajo no tiene nada que ver con el culto de ninguna religión, sino con la satisfación del deber cumplido.

El mai.

No dejen de apuntar su evaluación en las teclas de unos renglones más abajo.


anuncio: SE AMPLÍA DUDAS

El ser humano está alambrado para hacer preguntas, pero está construido para moverse sobre las respuestas. Necesitamos respuestas para todo; estamos dispuestos a perdonar cualquier ofensa, traición e infidelidad, pero nos mata la duda de si será cierto el último chisme que nos llegó o la última sospecha que nos asaltó.

Cuando una persona sufre de un dolor de cabeza que no se le quita ni con una buena dosis de Johnnie Walker, acude a su médico y, mientras llega el momento de verlo, se pregunta: ¿y si tengo un tumor?, ¿y si es maligno?, ¿pagué el mes pasado el seguro de gastos médicos?. Después de varios estudios, análisis, consultas referidas, y conciliábulos de médicos más misteriosos que la policía china, nuestro brujo-en-jefe nos cita para decirnos que no es un tumor. En ese instante nos asalta la siguiente pregunta: Entonces, "¿qué tengo, Dr.?"; y si nos dice "No sabemos", la cosa se pone peor, porque ahora, aparte del dolor, se nos amplía la duda.

La respuesta no fue satisfactoria, no cerró la duda anterior; no sólo la mantuvo abierta, sino que produjo peores dudas. Así es la medicina moderna: cada vez dispone de más dudas e incertidumbres. Antes nos moríamos de viejos, y ahora nos morimos de cuarenta posibilidades.

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La solidez de la respuesta
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Ante la pregunta: ¿por qué eres así? respondo: "Es que soy tauro", y la cosa queda zanjada mejor que con otra explicación. Ser Tauro es absurdo, pero es absoluto, es una razón firme como una roca que explica porqué soy necio, perdón, tesonero; peleonero, pichicato y con cara de pocos amigos. No queda la menor duda: soy Tauro.

Al ser humano le molestan las dudas; prefiere moverse siempre sobre el terreno de la certeza. Lo que decíamos en la gacetilla anterior: la gente prefiere creer una mentira popular, que una verdad impopular. Queremos respuestas, aunque sean malas o absurdas; no nos gustan las verdades que producen nuevas preguntas.

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Demasiadas preguntas
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En alguna de mis anteriores reencarnaciones tuve un jefe que ante cualquier problema señalaba que había que hacer un análisis a profundidad; por eso se ganó el apodo de Don Profundillo. Ser ejecutivo es hacer la pregunta correcta, dar las órdenes pertinentes y dejar de hacer preguntas que lo único que hacen es restarle seguridad a la gente porque son un signo de debilidad compartida y contagiosa.

El problema del mai, o de cualquier persona que supervise el trabajo de otros, es que al recibir una pregunta de algún discípulo o subalterno, le damos una respuesta que tal vez lo ponga sobre el terreno firme de las respuesta, porque confía en nosotros, pero le bloqueamos otras respuestas posibles y hasta algunas mejores. 

Quien recibe una respuesta absoluta y se la cree, deja de preguntar, deja de pensar de manera crítica y deja de aprender. El buen mai ayuda al discípulo a encontrar sus respuestas, a encontrar la verdad por descubrimiento y, sobre todo, lo ayuda a formular las preguntas adecuadas.

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La pregunta autónoma
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El discípulo un día va a salir del recinto escolar y va dejar de tener un mai que le responda y le resuelva sus dudas existenciales y de las otras; a partir de ese día tiene que formular sus propias preguntas y encontrar sus propias respuestas. Si quiere progresar en el mundo real, debe aprender a hacer las preguntas adecuadas.

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Google it!
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En el mundo actual, que ya no se llama Tierra, sino Googleplanete, ya no importa lo que sabemos, sino cómo pensamos; y ésto a su vez se refleja en si sabemos formular las preguntas adecuadas. Y aquí me asalta la pregunta: Si todos vamos guglear lo que ignoramos, ¿quién va a escribir las respuestas?, pero bueno, eso es tema de otra desvelada y de otra gacetilla.

La computadora, la Internet y la Wikipedia son unas inútiles, sólo saben dar respuestas.

¿Cómo se me ocurrirán tantas sandeces?
-es que soy tauro

El mai.