DE FILÓSOFOS Y PEORES COSAS

No te preocupes, esta gacetilla no se trata de la filosofía, sino de los personajes que, aún sin el título "Horroris Causa" de alguna universidad de educación rápida, se han atrevido a pensar y a decir, con cierto ingenio, lo que están pensando.

Hay tantas definiciones de "Filosofía" como filósofos, y puede que aun más. Después de tres mil años de actividad pensante registrada, es casi imposible ponerse de acuerdo en qué entiendes por "entiendes", así que, es mejor preguntarse qué es un filósofo.

Para muchos, un filósofo es cualquiera que haga un comentario agudo sobre un acontecimiento de actualidad, que provoque, si no una reflexión profunda de dos segundos (porque nunca hay tiempo), al menos que provoque una tenue sonrisa. Mark Twain y Yogi Berra serían dos ejemplos de filósofos de a pié.

Para otros, un filósofo es alguien que ha adquirido un vetusto pergamino después de torcidas defensas de un documento, ante venerables autoridades, sobre la levedad del ser o la importancia de ser prolijo.

No falta quien dice que un filósofo es cualquiera que pone notas al calce de los escritos de Platón, como diciendo que sólo Platón fue filósofo y los demás somos sus amomegachos (Asistentes, MOzos, MEnsajeros, GAtos y CHOferes).


Aun así, me voy a arriesgar a ser el amomegacho de Platón citando uno de sus útimos Diálogos, el que sostiene Sócrates con Teeteto cuando éste le pregunta qué es un filósofo. y aquél le cuenta la historia de Tales, quien un día caminando por la calle, pero viendo a las estrellas, se tropezó y cayó en un pozo; una mucama tracia se burla diciendo que, en su afán por saber lo que pasaba en las estrellas, había ignorado lo que pasaba en sus pies. "Lo mismo pasa con los filsósofos" dice Sócrates según el relato de Platón.

Como ves, lo torcido de la filosofía no es gratuito, Sócrates no escribía mucho, o nada, pues, y su discípulo, Platón es quien relata su pensamiento y, seguramente, le pone algo, o todo, de su propia cosecha.

¿Qué es un filsósofo?
La respuesta inmediata es que un filósofo es materia para chistes; quienes piensan, son personajes para el teatro, como en "Las nubes" de Aristófanes, para las películas de tipos distraídos como  en la "Historia del Mundo, primera parte" de Mel Brooks, o son materia de libros como "Episodios Nacionales en Salsa Verde" de Marco A. Almazán.

Cuantas veces el filósofo se atreva a hablar de las cosas que están al alcance de sus pies, será objeto de la burla de las mucamas o la de los perodistas (no así, si quien habla es un futbolista): lo que diga sonará inútil, sin sentido y aparecerá simplemente como alguien tonto que dará pie a definiciones como "profesor chiflado" o "el mai" (con minúsculas).

En el diálogo, Platón también cita a Sócrates cuando se burlaba de los abogados por ser esclavos del tiempo (en las cortes griegas los casos tenían que ser presentados y resueltos en plazos de tiempo fijos y muy cortos; en esos tiempos los relojes eran de agua y eran llamados "Clepsidras" o sea, "ladrones de agua") a diferencia de un filósofo que no obedece al tiempo, que tiene tiempo para pensar y que parece que no hace nada mientras piensa.

La libertad del filósofo consiste en que tiene tiempo para moverse de un asunto a otro, o para no moverse del mismo asunto por estar perplejo, fascinado o simplemente atrapado en su curiosidad. Se toma su tiempo aunque no lo tenga.

Cualquier lector de esta gacetilla es un filósofo porque se toma un tiempo de la carrera de ratas que llamamos vida cotidiana para leer, en cuatro minutos, qué dice el loco del mai. Lo cual agradezco mucho.

La broma de Sócrates es que la gente que vive bajo la presión de sus ocupaciones y es esclava del tiempo, se deforma, se tuerce en el camino y pierde la libertad; en efecto, sus ocupaciones le roban el tiempo tanto como la clepsidra se la robaba a los abogados; por eso ahora se dice que "el tiempo es dinero".

El filósofo es libre por ser dueño de su tiempo, porque puede ver las estrellas sin cuidarse de los baches o las cacas de perro en el suelo (esta metáfora se refiere a las papas del camino, no a los demás seres no-pensantes). Más aun: el filósofo, según Platón interpreta a Sócrates, no respeta jerarquías, privilegios heredados, y ni cuenta se da de la cuna donde haya nacido el personaje con quien hable.

Mi cuerpo está entre estas paredes, pero mi pensamiento anda en otra parte
Es enajenante; la filosofía debería venir empacada con un letrero que dijera: "Este producto es nocivo para la salud", porque la filosofía a lastimado a muchos; por ejemplo, a Sócrates, a quien la clepsidra se le agotó en el tribunal antes de terminar de defender su caso y tuvo que morir por litigar lentamente, sin poder demostrar que era inocente.

Y no fue el único, casos similares han sido los de Giordano Bruno (asado por la inquisición), Spinoza (expulsado por los judíos y excomulgado por los católicos), Hume (desempleado por hereje) y hasta el infame juicio contra Bertrand Russell por inmoralidad (se casó cuatro veces), ateísmo, blasfemia y mal aliento, que le impidió ser Mai del City College of New York en 1940.

El cinismo del filósofo siempre se califica como blasfemia, indisciplina e incapacidad para trabajar en equipo por su falta de respeto a la convención social establecida. Quienes piensan fuera de la caja son políticamente sospechosos, administrativamente poco confiables y socialmente subversivos.

Sin embargo, es muy raro oir que una persona que piensa, o sea un filósofo, no sea feliz; si te fijas, cuando no hay nada que hacer, por ejemplo en el vagón del metro, en el asiento de junto en el avión o en la sala de espera del dentista, quienes traen los audífonos enchufados en la oreja, tienen el ceño duro y la mirada caída, pero quienes están pensando en algo agradable, esbozan una sonrisa muy misteriosa, como si sus pensamientos fueran inconfesables, o como si la fresa del dentista no doliera.

En la gacetilla anterior se dijo que pensamos con palabras; esto significa que pensar es hablar con uno mismo y ésta es una actividad muy peligrosa porque no nos podemos engañar a nosotros mismos; nos podemos decir cualquier secreto sin divulgarlo, y porque pensar lo que se nos pegue la rechocolatera gana (con agradecimentos a Lord JTC) es lo que nos hace libres.

Tan libres, que se podría formar una sociedad secreta de Filósofos sin Fronteras ("Los Fofos") cuyo saludo secreto sería: "Tómate tu tiempo"

el mai.

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EN EL TERRENO DE LOS HECHOS

En esta gacetilla se describe cómo contrarestar, mediante el acceso directo a las diferentes capas del cerebro, las cinco mayores causas de las fallas de aprendizaje . Si no leíste las dos gacetillas anteriores las puedes invocar desde el índice adjunto.

Como no es posible describir en 1263 palabras todos los casos de todos los temas de todas las asignaturas y en todos los niveles, esto se va tratar de un solo tema dentro de una asignatura y en un nivel; la extrapolación a otras materias, niveles, temas y casos es cosa tuya.

Piensa en algo que te haya gustado mucho, una película, un libro o un álbum musical, y que se lo hayas recomendado con gran entusiasmo a alguien a quien apreciaras también mucho. Esperaste su reacción con ansiedad, acariciaste el momento en el que te agradecería la recomendación y elogiara tu buen gusto... pero, no; todo lo contrario: fuiste despreciado, criticado y hasta perdiste su amistad.

Eso es exactamente lo que siente un Mai de ......... (ponga aquí la asignatura que le corresponda) todos los días.

Un  Mate-mai, por ejemplo, trata de vender un producto que a nadie le gusta, que nadie lo entiende, que no le encuentra significado ni utilidad, y en un mercado que NO lo quiere, pero que la ley obliga al usuario a comprarlo. Todo mundo se frustra, ¿no?

Vamos a separar las mate en dos áreas de competencia: el cómputo, y solución de problemas. La primera contiene la manera de aplicar mecánicamente las operaciones aritméticas a situaciones de la vida cotidiana: calcular la propina y el IVA sobre un consumo de $$$$, sumar el total y dividirlo entre siete comensales. Esta tarea se puede hacer a mano sobre una servilleta, o con la calculadora incluida en los accesorios del teléfono portátil, no implica mayor ciencia.

Y sin embargo, esta tarea no es fácil, porque involucra procedimientos particulares a la situación que deben ser formulados, comprendidos y ordenados por las capas superiores del cerebro, y mientras las neuronas exteriores se tuestan, las de enmedio pujan para provocar un actitud displicente para que nadie se dé cuenta que no sabemos hacerlo y, mientras, la capa reptiliana está gritando: "¡cuidado, haz la cuenta, que vas a endosarle tu alma al diablo!"

¿A qué se debe el conflicto entre las capas?
A que no recordamos cómo plantear, mucho menos resolver un problema "difuso", de esos que no se sabe ni qué preguntan, que traen puros datos, pero no dicen qué se busca, ni qué fórmula se aplica.

Pero, ¿por qué lo olvidamos, si en la escuela hicimos muuuuchos problemas de todo tipo?
Tal vez sí supimos cómo hacerlo, pero superficialmente y luego lo olvidamos, o tal vez nunca supimos resolver problemas que no fueran completamente explícitos. Si este es el caso, pasemos a ver cómo se puede olvidar algo que nunca supimos.


Son cinco los precursores del olvido:
1. Falta de iniciativa. El aprendiz no se echa a andar solo; espera a que la pregunta concreta del problema sea formulada explícitamente para comprensión del neocórtex; en suma, no sabe identificar instintivamente cuál es el problema, ni qué se busca.

2. Falta de perseverancia. Si la respuesta encontrada no coincide al primer intento con las opciones disponibles, la reacción emocional es alzar los brazos y botar el arpa. No hay segundo ni tercer intento, pero sí hay muchas excusas: "es imposible", "faltan datos", "el libro está mal", "el Mai no enseña", "esto  no lo vimos"...y la peor: "Yo nunca he sido bueno para ... ..." o: "la ineptitud matemática es hereditaria"

3. Falta de retención. Síntoma también conocido como memoria de Teflon (R) y ésto, a su vez, se debe a la falta de ejercicios individuales (porque ahora todo se hace en equipo), algo también conectado con la falta de perseverancia. Si el primer ejemplo resuelto (por alquien del equipo) salió bien, nadie hace los demás ejercicios del libro; "¿para qué?, si ya lo entendí y todos son iguales". Lo que no se practica, no se aprende a nivel molecular, igual que los deportes o la ejecución musical: las habilidades del pensamiento deben ser implantadas en conexiones sinápticas permanentes, como el saque de tenis o el golpe del Golf.

4. Aversión a los problemas verbales (y no los culpo). Aquellos de: "Si un granjero ordeña 3.785 litros de leche de una vaca en 52 minutos, ¿cuántos litros ordeñarán 24 granjeros de la misma vaca en dos horas?". Esto conecta con la falta de comprensión de la lectura; es la desconexión entre las zonas cerebrales que decodifican e interpretan los símbolos, y las que los relacionan para formar nuevos pensamientos. No hay que olvidar que pensamos con palabras.

El problema es que la vida real no está planteada como los problemas de los textos: cada quien tiene que buscar sus datos, formular sus preguntas y desarrollar su procedimiento.

5. Búsqueda de "la fórmula" ¿Cuál es la fórmula? es la pregunta obligada en el aula. La fórmula es ese algoritmo que permite poner los datos recibidos en el planteo en el orden adecuado en la calculadora, para que, mediante un repiqueteo en el teclado, mágicamente aparezca la respuesta.

Nuevamente: la vida real no da las fórmulas, cada quien tiene que encontrar su propia manera de matar sus pulgas, pero eso no se dice en el aula, a veces ni siquiera se permite que un discípulo se desvíe de los procedimientos canónicos.

¿Qué se puede hacer?
En pocas palabras: en los grados básicos e intermedios, el discípulo debe recibir una instrucción general y el Mai debe dar respuestas o guías a las preguntas conforme se le vayan formulando; en los grados superiores la pregunta debe surgir de la situación planteada, como en el Método de Casos o el Aprendizaje Basado en Problemas.

Un ejemplo concreto de 6º grado.
Según el texto oficial: ¿Cuántas horas tardará en vaciarse un cilindro de 1.0 m de diámetro por 1.15 m de altura, si se consume un litro en 30 segundos?

Se espera que el estudiante busque la fórmula de cálculo del volumen del cilindro, ponga los datos en ella, calcule el volumen en metros cúbicos, lo convierta a litros, divida esta cantidad entre el gasto, obtenga el resultado en segundos y lo convierta a horas, lo compare con las respuestas de opción mútiple que acompañan al texto y marque con lápiz, del número dos, el círculo de la respuesta correcta, sin salirse del círculo.

Pero, ya en la realidad ¿Qué tal que anuncien en la TV que mañana se cierran las válvulas del agua potable de la ciudad, y que cada quien se rascará con sus uñas? La pregunta que surge en la conciencia, no en la pantalla, es: ¿cuánto me va a durar el agua que tengo en el tinaco? y de ahí se derivan más preguntas: ¿cuánto le cabe? ¿cuánto tiene en este momento? ¿cuánto consumo por hora, o por día? ¿cómo la raciono?

Como no hay respuesta directa para esas preguntas, surgen nuevas: ¿qué forma tiene el tinaco (aljibe o cisterna)? ¿cuánto mide? ¿cómo se calcula el volumen? ¿cómo mido el caudal de agua que consumo?
Seguro que muchos estudiantes pudieron resolver (copiar o atinarle) correctamente el problema planteado de manera canónica, pero, ¿de qué sirvió si 20 años después no lo pueden aplicar a una situación real?

Para que un conocimiento sea útil hay que entenderlo, compenderlo, aplicarlo, practicarlo y extenderlo más allá del aula. No siempre es posible poner ejemplos reales o prácticos, pero siempre es posible usar diagramas, modelos o la imaginación... y las tres capas del cerebro.

el mai

INSTINTO, IMPULSO y RAZÓN

Si se observa, parece que la mayoría de las decisiones que tomamos caen en tres categorías: las que se toman de bote-pronto, las que sufren de parálisis de análisis; y todas las demás que adquieren matices de una u otra clase.

Si bien es cierto que muchas compras (como ejemplo de una decisión tomada "libremente") obedecen a impulsos propios del Homo Tarjetus-créditus-compulsivus, también lo es que hay otro tipo de decisiones que son tomadas después de procesos muy largos, tanto en la industria como en la vida personal.

Tampoco es raro que un proceso se tarde tanto, tanto... que la decisión acabe tomándose sola, es decir, las fuerzas externas finalmente dominan al proceso y, para cuando el actor principal se decide a hacer algo, es demasiado tarde. Imperios enteros y conquistas amorosas se han perdido por la lentitud y por los conflictos internos en los procesos de toma de decisiones (me quiere, no me quiere, ¿y si le digo?, ¿y si me dice?)

La indecisión o el impulso espontáneo no es más que la lucha interna de un cerebro en construcción, donde las ganas de comprar una prenda luchan, y casi siempre se imponen a la cruda realidad del más reciente estado de cuenta de la tarjeta de crédito. Así somos y así seguiremos siendo por algunos eones más; a lo mejor, en el futuro no habrá modas, ni pantallas de plasma, LCD, LED, 3D, ni IMAx, y todo mundo tendrá en ceros su saldo de la tarjeta, pero eso no va a pasar pronto.

Las cosas de palacio van despacio
Tampoco se van a acelerar los procesos complejos; mientras más vetusta y obesa sea una organización de humanos, más tardará en decidir, en cambiar el rumbo o en actuar, porque la agilidad organizacional termina cuando el emprendedor opta a su primer socio y nombra su primer consejo directivo.

Claro que el simple hecho de reconocer la lentitud produce una oportunidad estratégica: si los competidores son lentos y, si uno puede decidir y actuar más rápido, se tendrá la ventaja inicial. Pero, ¿no es esto igual a la compra de impulso? No exactamente.

Lo maravilloso de tener cerebro en tres especialidades, es que del equilibrio entre las tres fuerzas nacen cualidades como la creatividad, el instinto estratégico, el heroísmo, el carácter, la compasión, la audacia, y la astucia, por citar algunas.

El diseño creativo
Diseñar es crear en la mente lo que aún no existe en la realidad; es un proceso tanto artístico como riguroso; por ejemplo, Tim Brown, quien es el líder de la empresa IDEO de diseño industrial, que ha participado en la creación del ratón, muebles, instrumentos quirúrgicos y muchas cosas más, dice que nadie sabe con certeza cuál es la solución de los problemas globales como el cambio climático, la piratería en Somalia o la pobreza en las Favelas, pero él está seguro de saber cómo encontrar la solución: mediante el diseño del cambio.

Y lo primero que propone Brown es abrir la mente, quitar las barreras del pensamiento entre las tres áreas, pensar como piensan los infantes; si, claro, ajá, fácil... ¡¿cómo!?

Suena a merolico callejero, sin embargo, Brown argumenta que su método produce mejores resultados que la mejora continua, y que las técnicas enfocadas en los métodos estadísticos de calidad, seis sigma y técnicas similares, sólo producen Parálisis de Análisis porque inhiben los cambios radicales que desquilibran al principio, pero que, a la larga, son los que producen los mayores beneficios.

Pensar antes de actuar
Otros autores como John Kao y Roger Martin (Rotman School of Management) consideran que la metodología rigurosa no está peleada con la creatividad radical y que "pensar el diseño" implica un profundo conocimiento de los hábitos y costumbres de la gente y pone como ejemplo la ergonomía aplicada al diseño de asientos automotrices, sillones de oficina, sillas de playa y muebles infantiles; lo estético sólo es útil y funcional cuando el sujeto está cómodo.

Esta dualidad de opiniones deja de estar en conflicto si se considera que el cerebro humano es producto -no terminado- de la evolución de los tres cerebros. La mente tiene que equilibrar constantemente lo razonable con lo emotivo y lo impulsivo; la evolución tomó millones de años para llegar al estado actual. Tal vez el cerebro reptiliano esté en su estado final y el límbico ya esté madurando, pero el neocórtex aún es un campo de batalla.

La evolución de la especie se repite en el desarrollo de cada nuevo ser; al momento de la concepción somos poco más que un ser unicelular, y en el lapso de 7 000 días, el cerebro recorre los mismos estadios que la especie tardó en alcanzar en millones de años; por eso actuamos por instintos, impulsos y razones.

La creatividad no nace de lo razonable, sino de la lucha inconforme de los instintos; se desarrolla en el caldo que busca nuevos satisfactores y nuevas emociones, y se establece en lo que satisface a la razón; el camino contrario es cuesta arriba: partir de lo razonable hasta modificar los instintos más profundos... es casi imposible en lo que dura una vida.

Al principio, cuando somos puro instinto y emociones, somos muy creativos. ¿Te has fijado que al infante le llama más la atención la caja de la envoltura que el contenido del regalo? Especialmente si el juguete juega solo, como los autómatas que caminan, prenden luces, disparan y se mueren al terminárseles las baterías.

Esto se debe a que el(la) niñ@ está en su etapa más creativa; su imaginación es un torbellino y la pregunta central en su mente no es ¿qué es esto? sino: ¿qué puedo hacer con esto? y la respuesta es que se puede hacer más cosas con la caja, que con el juguete.

Las instituciones que pretendan desarrollar o aprovechar la creatividad, tienen que proveer ambientes que la estimulen, que regresen el reloj mental del creativo a la etapa en la que lo razonable tenía pocas barreras que imponer, cuando nada era imposible en la mente infantil porque todo era instinto e impulso; aún no tenía las barreras de la razón para detenerlo.

Para que eso suceda, hay que dejar que la parte basal de la mente juegue con las ideas, cualquiera que éstas sean; luego, hay que hacer que la razón se tire al suelo y piense con las manos, que construya modelos de objetos aún inexistentes, con los materiales a mano y, finalmente, que piense, sienta y actúe como los usuarios de sus invenciones.

Éstas son las tres etapas de Tim Brown para quitar barreras del pensamiento.

El reto para el Mai no es llevar juegos al aula, eso es fácil, sino cómo hacer que el juego produzca un descubrimiento cognitivo que el sujeto pueda retener aún después de terminado el juego. En el aula hay que entrar y salir del juego constantemente; hay que evitar que el discípulo se quede jugando fuera de la realidad.

La empresa no es diferente: para estimular la creatividad se debe proveer un medio agradable, informal y hasta jocoso; pero siempre buscando regresar al problema y a la solución reales. Ese tránsito de lo instintivo a lo razonable y de regreso, es labor de todos los días.

El ser humano es la única especie que, mediante la comunicación, puede acumular conocimientos y transmitirlos a las siguientes generaciones, para que, cuando el infante termine su micro-evolución desde protozoario hasta Homo Sapiens, todo esté listo para que su creatividad se incorpore al progreso de la especie.

el mai

LA RAZÓN DE LA ACCIÓN

Saber, hacer, ser.
Conocimientos, habilidades, actitudes.
Palabras que definen a una persona competente: alguien que tiene conocimientos fundamentales, necesarios o avanzados; que los pone en juego al trabajar con eficacia y eficiencia y que, además, actúa dentro de un código de conducta humanista, responsable y generosa.

Pero, ¿dónde radican esos verbos: se heredan o se prenden? ¿cómo se cultivan? Respuestas las hay, y muchas; casi no hay discurso en el ambiente de la educación que no incluya la palabra "competente" o "competencia"; hay libros, revistas, páginas web, trinos, gacetillas, volantes y panfletos, grados y postgrados al respecto. Hay tanta información... que acaba uno confuso.

Un punto de vista muy à la son-zo, es preguntarse por qué unos logran hacer cosas que desafían todo lo racionalmente posible, mientras otros nos quedamos explicando por qué no se puede hacerlo. Digamos, por ejemplo, por qué Apple, año tras año, desde los 70s y hasta la semana pasada, han logrado poner productos en el mercado que, en el fondo, son iguales -aunque algunos fueron rotundos fracasos-, pero diferentes a los que ya existen y muy codiciados, especialmente por quienes NO los tienen. Ve este artículo.

Apple tiene los mismos recursos que todos los demás: acceso a los mismos ingenieros, diseñadores, publicistas, mercadólogos, abogados, productoras de música y vídeo, revistas, periódicos e internet; entonces ¿porqué parece que es diferente?

¿Por qué en la misma familia o en el mismo grupo escolar unos vástagos son de una manera y otros... no tanto? Los hermanos Wright sólo tenían un taller de bicicletas y, sin embargo, lograron iniciar la industra aeronáutica por delante de otras empresas con muchos más recursos. ¿Por qué Lincoln y Juárez llegaron a presidentes, o por qué C. Slim es más rico que -ios? ¿Por qué Gandhi, un flaco desvencijado, venció al Imperio Británico?

Cualquiera dirá, y se le llenarán las muelas de sabiduría, que por el liderazgo de las personas detrás del éxito político, técnico, social o económico. Y tienen razón, pero eso no explica el Porqué, sino el cómo.

Qué, cómo, por qué
Todo mundo, cualquier empresa u organización, sabe lo que hace; quien vende fruta fresca en la esquina de mi casa lo sabe; él sabe que vende fruta, la sabe comprar, le sabe poner un precio que paga sus costos y gastos; que absorbe sus pérdidas y que deja una ganancia después de vendérsela a decenas de clientes que le son fieles.

En mayor o menor grado, todo mundo sabe lo que hace, la persona, el pequeño negocio o la gran empresa. Sin embargo, no todo mundo sabe cómo lo hace o cómo hacerlo mejor que el de junto, por eso la calidad de los actos, los productos y los servicios de cada entidad es diferente; por eso el consumidor prefiere un producto, una tienda, un mecánico, una marca, o un centro comercial... pero eso no acaba de explicar las preferencias por productos o servicios homogéneos por encima del precio. Ver a M. Porter y las ventajas competitivas.

La hipótesis que plantea esta gacetilla explica que, independientemente de los genes que uno herede, se puede acceder a cualquier conocimiento por medio de la educación y, aunque todo mundo saben el qué, y algunas saben el cómo,  pocas personas saben el porqué hacen lo que hacen y lo aprovechan o, al menos, lo saben comunicar. El porqué es el motor de la vida; el éxito o la felicidad dependen de tener una razón para levantarse temprano e ir a trabajar, para sonreirle al cliente cretino, o para invertir una neurona extra en el diseño de una máquina.

Decía D. Carlos Llano C. (QEPD) que el orden en el que coloquemos los verbos en una frase que describa nuestras intenciones, nos define como seres humanos. Porque no es lo mismo decir: "Quisiera  ganar dinero para ser alguien" que: "quisiera ser ingeniero para ganar dinero"

Mensajes subliminales
En publicidad pasa lo mismo: un producto se va definiendo en la mente del consumidor conforme se van desarrollando los verbos del mensaje. La publicidad de Apple no dice "Nosotros hacemos computadoras blancas, con software muy amigable y eficiente; ¿quiere comprar una?".

Su mensaje es: "Somos el reto a las grandes empresas, pensamos diferente y enfrentamos el status quo diseñando productos audaces, poderosos, fáciles de usar, caros y que distinguen a quien los usa; ¿quiere uno?" (al momento del cierre de esta edición, Apple ha vendido en 28 días, en los EU, más un millón de iPads al doble de precio de aparatos equivalentes. Checa el dato aquí y aquí).

La gente compra (cree, vota, aprende) cuando se incorpora al porqué de una acción. Si el mai o el Mai no convencen con sus razones a los discípulos, no hay venta; habrá memorización, tarea, evaluaciones, notas, pero no habrá aprendizaje.

Lo mismo pasa con la disciplina familiar, en el aula, el taller o la oficina: manda el que puede, pero obedece el que quiere, y esa volundad para actuar nace de saber la razón de la acción e incorporarse a la intención. Sólo el líder (o la función interna de liderazgo personal) puede saber las razones para actuar; el primer deber del líder es comunicarlas claramente, de forma que traspasen las barreras del qué y del cómo, y que se asienten en el por qué hay que hacerlo (y no es admisible decir "porque yo digo").

Estas barreras no son psicológicas, sino biológicas. Si se hace un corte transversal del cerebro, se puede correlacionar con el círculo de la ilustración al principio de la gacetilla.

La parte externa, el neocórtex corresponde al "qué" del asunto. Es la parte racional y analítica del homo sapiens. Maneja el pensamiento lógico y el lenguaje. Es la parte que entiende, aprende, almacena, repite, y compara la información.

Las partes internas componen el cerebro límbico, que son responsables de nuestros sentimientos, como la confianza y la lealtad; de la conducta y de la toma decisiones, pero no tiene capacidad de lenguaje; en otras palabras: cuando nos comunicamos de afuera hacia adentro, la gente capta primero la información, como características, beneficios, hechos y cifras, mas no se producen conductas.

La parte que toma decisiones no habla
Cuando nos comunicamos de adentro hacia afuera y hablamos primero con la parte del cerebro que controla la conducta, quien nos escuche racionalizará lo que le digamos con la información tangible que tenga. Esto es lo que sucede cuando uno toma decisiones "sin saber por qué"; en realidad la decisión fue tomada por la parte límbica, como una corazonada; pero no lo puede explicar. Lo mismo pasa cuando un vendedor nos abruma con datos irrrefutables e información incontrovertible: lo rechazamos porque simplemente no encaja y no lo podemos explicar.

En la práctica docente esto significa que hay que llegar al conocimiento a través del convencimiento, sobre todo en las sesiones de enseñanza expositivas, y aún en las de descubrimiento, hay que expresar las razones y los objetivos con claridad y de antemano.

Así como nadie sigue al profeta que no predica con el ejemplo, y nadie le compra a quien no consume su propio producto; el Mai tiene que tener una fuerte razón para ser Mai, de otra manera estará diseminando información, mas no conocimientos y, a ver quién le cree.

el mai

ZOO - DIACO

No hay personaje famoso que al despertar no consulte su horósocopo para saber qué color le favorece hoy. Medio en broma o muy en serio, mucha gente cree que su carácter está determinado por su fecha de nacimiento, pensando que, de alguna manera, los astros se alinean para determinar su suerte, su salud y su pareja.

Hace unos días, por ejemplo, dijo un prestigiado sitio de la web:
"La Luna entra en el misterioso Escorpión, trayendo una cualidad nublada al ambiente general; si no puedes saber exactamente qué te pasa hoy, probablemente los demás tampoco. No te esfuerces por desentrañar el misterio, sólo deja que tu ser sienta lo que estás sintiendo" (¡Sopas!)
¿Qué significa esto?... es tema de discusión durante el cafecito de las 11:00. De entrada yo diría que ni lo entiendo, ni lo creo, tampoco lo dudo, y  que es mejor checarlo, así que: ahí vamos.

El punto de vista científico
La palabra Zodíaco o Zodiaco, viene de las palabras griegas Zoon - diakos, que significan "rueda de animales" y se refieren a los nombres de las figuras que se pueden formar uniendo con líneas imaginarias las estrellas en un determinado sector del firmamento.

Como te podrás imaginar, el zodiaco actual es un derivado del que inventaron los griegos 250 años antes de nuestra era; las figuras delimitadas por los puntitos de luz son arbitrarias porque hay tantos puntos, que uno puede formar cualquier figura.

De hecho hay varios zodiacos; desde chinos, egipcios, nórdicos e hindúes, hasta mayas, incas y maoríes. El que hoy prevalece en nuestra cultura de Lagunilla se lo debemos a Ptolomeo (por ahí del 150 de nuestra era), quien, no obstante su confianza en algo que inventó en alguna noche de parranda con vino corriente, era un un buen científico.

Un poco de mecánica nacional.
La tierra se mueve alrededor del sol sobre un plano llamado "eclíptica" (de ahí la palabra eclipse); desde nuestro punto de vista, es la línea que sigue la luz del sol durante el día (por la rotación terrestre) y durante el año (por la traslación).

Las estrellas y los planetas también parece que se movieran a diferente velocidad sobre la misma línea: los que están a 18º arriba y abajo de la eclíptica se mueven, aparentemente más rápido que los que están cerca de los polos que aparecen inmóviles a la vista, como la estrella Polar en el hemisferio norte o la Cruz del Sur en el hemisferio austral.

Esa cifra de 18º no es arbitraria, delimita la línea de declinación mínima y máxima del sol por causa de la oscilación del eje terrestre durante el año (como el giro de una pirinola que va cayendo): en invierno el sol se mueve sobre una línea reclinada sobre el sur, y en verano regresa a moverse sobre el zenit. estos límites se llaman Trópico de cáncer y de Capricornio

Los doce grupos de estrellas que definió Ptolomeo están dentro esa banda de 36º de ancho total; las figuras del zodiaco y sus nombres fueron sacados de la mitología; el primer problema es que su presencia en el cielo fue repartida en fechas aproximadamente separadas por 30 días, cuando en realidad los grupos ocupan el centro durante lapsos muy variables según su altura sobre el horizonte.

El signo, durante cada época del año, es el grupo de estrellas que queda exactamente atrás del sol durante ciertas fechas del año, así, en estos días, en el hemisferio norte estamos bajo el signo de Tauro y, como habrás observado, es bastante difícil ver las estrellas atrás del sol.

El calendario zodiacal, que divide el firmamento en 12 partes nunca coincide con el grupo que le da nombre a cada parte, entre otras razones, porque los grupos son de diferente tamaño; en suma: los lapsos individuales de cada signo son diferentes y duran desde siete días (Escorpio), hasta 45 días (Virgo)

El año en realidad tiene 13 grupos de estrellas (evito el uso de la palabra "constelación" porque cualquier manera de agrupar puntos del cielo, probablemente va a tomar estrellas de diferentes constelaciones).

Por eso, para completar el año astronómico, falta un signo entre el 30 de noviembre y el 17 de diciembre, que se llama "Oficus" o "Fincuquis", según la mitología que consultes. Puedes ver una tabla que compara las fechas solares con las fechas astronómicas aquí. Obviamente, aunque hay personas que nacieron en esas fechas, nadie ha consultado su suerte en el signo de Fincuquis porque nadie la publica; ¡pocos saben que existe!.

Ya se mencionó los movimientos de rotación, traslación y oscilación de la tierra, pero hay más: el sistema solar gira alrededor del centro de la galaxia, y ésta también se mueve con respecto al centro del universo. Total que, la apariencia del cielo nocturno de hoy, es diferente a la imagen del cielo 2000 años antes de nuestra era.

Así se veía el 1 de enero del año 2000 antes de la era presente:










y así se vio el 1 de enero del 2000.

Como podrás observar, en enero de hace 4 000 años el sol estaba "entrando" a Capricornio, y hoy está "centrado" con Sagitario; esto significa que, como los horoscoperos no han actualizado sus mapas, todas sus predicciones en realidad son para cualquier otra persona, menos para quien solicitó la información.

Este artículo fue sugerido por mi amigo Gúmer, quien vive en latitudes nórdicas, En Monterrey, para ser preciso. Si el 25 de abril de 2010, un horoscopero parado en el techo del edificio cuyas coordenadas son 25º 43' 33.77'' N y 100º 22' 45.97'' O, hubiera volteado al cenit, hubiera visto esto: (necesitas Google Earth para no creerlo, dudarlo y checarlo)




Es decir: que el desafortunado mortal que hubiera nacido este día, estaría bajo el signo de Géminis, y no bajo el de Tauro. ¡Craso error!


Y ahora nuestro mensaje patrocinado para l@s Mais: la ciencia es divertida, investigar es interesante, descubrir es educativo, pero sacar conclusiones esotéricas de hechos científicamente comprobados es un crimen merecedor de penas corporales que van desde 10 años de caspa, hasta un cónyuge en perfecto estado de salud.

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