ES QUE...


ALGUNAS PERSONAS protegen su ego preparando las excusas antes de empezar

Cada examen reprobado, cada fecha no cumplida y cada proyecto no cumplido es una oportunidad para ensayar nuevos pretextos; "es que explotó la estufa de mi casa", "es que a mi gato le dio un ataque de caspa", "es que mi perico tuvo un episodio de mal aliento", son algunos de los más ingeniosos.


"Hubo fallas en el terreno" es históricamente cierta

Ni mencionar el tráfico en la autopista, esa excusa ya no es válida, no en las grandes ciudades, por lo menos

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Si puedo, no voy
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El pretexto es una muletilla tan común en las conversaciones, que la mayoría de la gente ya ni les presta atención, ni siquiera cuando uno mismo las dice. Se piensa que las excusas no tienen que ser ciertas porque basta con que sean excusas.

Es por esto que los artistas del pretexto no esperan al momento de presión para improvisar, no, los artistas ensayan cada palabra con cuidado antes de hacer su presentación; por ejemplo, "Es que yo no fui a la escuela, como tú"; "a mí no me dijeron que esto iba a venir en el examen", y otras joyas literarias por el estilo.

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Darse un tiro en el pie
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El investigador de psicología Edward Hirt de la U de Indiana le llama "autosabotaje" y sostiene que la mayoría de la gente bebe antes de una fecha importante, no entrena o usa equipo en malas condiciones para garantizar que haya pretexto para explicar su inminente bajo rendimiento y que algunas personas lo hacen constantemente y hasta sin darse cuenta.

Una frase de rigor para revelar la juerga y despertar envidia entre los compañeros antes de afrontar el reto del día es: "Anoche agarré una onda fenomenal... a ver cómo ve va hoy...".

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Lo feo no es ser pobre, sino parecerlo
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Los psicólogos Steven Berglas y Edward Jones han estudiado esto desde 1978; le llamaron "autolastre" para describir a los estudiantes de un grupo muestra que aceptaron tomar una píldora que les inhibiría su desempeño en el examen, siendo que la píldora era en realidad inerte.

La explicación de esta conducta va más allá de encontrar la manera de bajar las expectativas de nuestro desempeño; también proviene el deseo de proteger nuestra imagen, es decir, de la aversión al fracaso ante los demás.

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Otro de alemanes
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Sean McCrea de la U de Konstanz en Alemania hizo otro experimento muy interesante: propuso a un grupo de personas tomar una prueba de inteligencia, pero les dio la oportunidad de prepararse para la prueba mediante ensayo de preguntas similares a las de ésta; tal como se esperaba, quienes sacaron las notas más bajas le echaron la culpa a su falta de preparación.

Otro hallazgo importante fue encontrado en un experimento en el que una parte los participantes que tuvieron excusas reales, -porque se les pusieron unos audífonos donde pasaron ruidos distractores durante la prueba, consideraron que, dadas las circunstancias, habían logrado buenos resultados, y no mostraron interés por mejor sus marcas, simplemente no tenía motivación.

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En cierta forma el moretón de un fracaso es la chispa de la motivación
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Como estrategia, el autolastre no es más que un ejercicio de auto-engaño; los estudios llevados a cabo con universitarios que faltan a clase (estando ya en el pantel), que no entregan puntualmente sus tareas o trabajos, que retan intencionalmente las reglas hasta el límite y que tratan de negociar nuevas fechas de entrega, muestran que ellos se autoevalúan en el 10% más alto de la clase, mientras que la realidad demuestra que ocupan el 20% más bajo.

Algunas personas logran tener éxito a pesar del handicap que se imponen y esto las impulsa a seguir haciéndolo en un acto de reforzamiento de la conducta. "Con el éxito se elevan las expectativas y la conducta lastrante se hace aún más extremosa" -dice el Dr. Berglas, autor del libro Reclaiming the Fire: How Successful People Overcome Burnout.

Sin embargo, esta conducta no engaña a nadie; quienes por segunda vez citan una excusa para justificar sus fallas son rápidamente identificados y etiquetados; por eso es frecuente que estas personas se hagan de un defensor de oficio: alguien que modere las críticas en su ausencia con excusas de largo alcance para las que un observador no tiene defensa; se las traga uno completas.

Nada es más eficaz, como lastre, que un gran tropiezo en la juventud: un accidente, un deceso, una pelea juvenil desastrosa, para acompañar una vida de desempeño mediocre. "Si tan solo hubiera yo logrado tal cosa ..., las cosas serían hoy muy diferentes" es una buena canción.

En el largo plazo es más fácil vivir con un gran fracaso continuo, que hacer el mejor esfuerzo diariamente y fracasar de vez en cuando.

No hay nada más agradable que una persona que cumpla con su tarea... sin excusa ni pretexto
   
el mai