LA CULTURA Y EL CARÁCTER

Partiendo del experimento de los 500 infantes ante la galleta Oreo o el malvavisco se han desarrollado varias discusiones acerca de cómo se forma el carácter de una persona.

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Ni buena, ni mala suerte
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Suponiendo, para eliminar de la discusión, que se acepta que el carácter es fundamental para trazar el éxito o el fracaso de una persona en su vida, sólo falta eliminar la mala suerte como excusa del fracaso, o la buena suerte como fundamento del éxito.

De momento no usaré el término "mala suerte" para describir los eventos aleatorios adversos al desempeño de una persona, sino que les llamaré "adversidad", y sólo incluiré ahí aquellos episodios ajenos a un acto humano y verdaderamente aleatorios, como la caída de un rayo o la apertura de una grieta en el suelo por movimientos telúricos. Ahora, si una persona sale forrada de aluminio y arrastrando cadenas por el suelo en medio de una tormenta eléctrica, si lo parte un rayo no es mala suerte... es otra cosa.

Si el acto de una persona está al frente o detrás de un incidente de la vida, eso no es una adversidad ni, mucho menos, es mala suerte. Por otra parte, si una persona nace con pañales de seda desechable, su pronóstico de vida podrá estar luminoso, pero ni es buena suerte, ni está garantizado, simplemente es una buena cuna provista por sus padres con su trabajo; todavía se puede echar a perder por falta de carácter.

En ambos casos el carácter de una persona depende de dos factores mucho más pesados que la adversidad o la buena cuna: una parte es de origen genético y la otra es la experiencia que acumula conforme va creciendo y madurando.


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Hay de todo en la viña del señor
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Estamos hablando del promedio de la población; seguramente hay casos aislados en los extremos del histograma, pero sólo son eso: casos extremos, por ejemplo: habrá personas cuya carga genética los dote de cualidades extraordinarias o los prive de cuanta ventaja pudieran tener; y habrá también personas que se forjen en condiciones externas sumamente favorables o desfavorables; pero no estamos hablando de esos casos.

La cultura de una familia, un clan, un pueblo o de una nación, es la suma de sus creencias, sus valores y sus costumbres. Como tantas otras características de la especie humana, la cultura es algo cambiante, en permanente evolución: unas veces hacia adelante y otras hacia atrás, pero siempre cambiante.

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¿Qué es el estoicismo?
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Un niño que naciera en una familia de patricios en Grecia 400 años antes de nuestra era, habría adquirido experiencias diferentes a las de los infantes actuales; por ejemplo, la disciplina cívica, el estoicismo frente a los bienes y comodidades y el arrojo en batalla no forman parte hoy de nuestra educación en valores.

Ninguna madre le dice hoy a su querubín de 12 años al dirigirse a su servicio militar: "vuelve con tu escudo o encima de él (muerto en batalla)", porque la escala de valores ha cambiado y con ella el carácter de las personas; madres incluidas.

Lo que en el siglo de oro de Grecia eran los valores fundamentales, hoy son anécdotas de la materia de historia universal en secundaria (bostezo), y la escala de valores de hoy causaría risa en la Grecia clásica o en Roma republicana. Sin embargo, un valor ha sobrevivido la prueba del tiempo: el "carácter".

Este término ha descrito a través de los siglos una fuerza de voluntad y una manera de actuar recta y franca ante cualquier circunstancia. El carácter ha descrito lo mismo la conducta de mujeres heroicas, que la de hombres valientes: la palabra ha sido aplicada a soldados, a enfermeras, a santos y a líderes políticos; a gladiadores y a juglares, bueno, hasta a los artistas y científicos.

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ser, nacer, tener
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Hoy el carácter describe una manera de actuar socialmente, más que una manera de ser dentro y fuera de la vista ajena. "Fulano tiene buen carácter" describe a alguien jovial, positivo, posiblemente flexible y acomodaticio; mientras que "Zutano tiene mal carácter" se aplica a una persona enojona, egoísta e inaccesible. Rara vez, salvo en ciertos raros contextos, alguien "de carácter" es una persona recta, confiable, veraz y honrada.

Para que un infante pueda alcanzar ese carácter, los padres y l@s mais tenemos una tarea frente a nosotros; difícil por cierto, porque la corriente principal va en sentido contrario. El hedonismo, la tolerancia de todo y la vida centrada en uno mismo dominan la escala de valores actual.

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Sí, pero ¿cómo se revierte la corriente?
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No se puede, lo único que se puede hacer es cruzarla por las piedritas, es decir, caminar por encima de ella; y esto significa apoyar la conducta del infante o del joven con tres acciones concretas del educador (padres o mais):
  • Dar el ejemplo. No se les puede forjar el carácter diciendo una regla y actuando en contra de ella; hay que vivir el modelo, no platicarlo.
  • Explicación clara del porqué de las reglas. Nada de -porque yo digo o porque así es, toda regla tiene una lógica que debe ser explicada para que que pueda ser aceptada.
  • Aprender haciendo. El carácter y todo lo demás que llamamos "formación" y "educación" se aprende practicándolo. Hay que "hacer" para poder "saber".
  • Reglas claras, consecuencias inmediatas. Hay que dar latitud para que el joven pueda ejercer su criterio y su libertad, pero también hay que poner límites a la conducta, y las consecuencias buenas o malas, deben ser inmediatas, firmes y equitativas.
Se usa la palabra forjar para referirse al desarrollo del carácter porque es un golpeteo constante, con el hierro en caliente y contra una superficie que no ceda. No es nada fácil y dura toda la vida, pero es la única manera de producir acero, en vez de plastilina.

La adversidad será vencida y hasta desconocida cuando el temple del carácter llegue a su punto, y tampoco habrá manera de corromper con buena suerte a quien sepa que ésta no existe, sino que todo depende de su propio trabajo.

"¡Qué buena suerte que conseguiste ese trabajo!" . No hay tal; lo consiguió por ser el mejor preparado.

"¡Qué buena suerte de Fulanito: lo ascendieron!". Falso, se lo ganó en competencia feroz contra los demás; nadie rifa un puesto.

Decía Lawrence de Arabia: "Nada está escrito, más que lo tu mano escriba hoy", y yo le agrego: "-para leerlo mañana".

el mai agradece a FMBC la idea, la discusión y el reto a la neurona.



REFERENCIAS
La referencia de hoy es un video de Gever Tulley, un tipo que tiene un campamento de seis días para infantes, donde pone en sus manos herramientas, palos, cuerdas y mucho terreno para que hagan lo que se les pegue su repastelera gana. Divertido y revelador de la diferencia entre enseñar y formar.


Y otro de la escena donde Omar Sharif nombra a Thomas Edward Lawrence: El-aurens, convenciéndolo de que si no va a ser el heredero del título de Sir Thomas Chapman porque su padre no se casó con su madre, entonces él puede escoger el nombre que más le convenga.