PERTENECER, SER Y NO ESTAR SEGURO


No es ningún secreto que el ser humano siente la necesidad de identificarse con un grupo, ya sea su propia familia, sus amigos, una escuela, un equipo deportivo, una ciudad y hasta se puede identificar con un subgrupo dentro de otro o puede sentirse parte de varios al mismo tiempo.

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Lo propuso Maslow y lo vemos en la realidad.
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Lo que no dijo Maslow y que tampoco nos damos cuenta con facilidad, es que las multitudes delirantes de pasión por su equipo deportivo en realidad podrían estar enmascarando su inseguridad y su posición social.

Según Cynthia Picket, la celebración escandalosa de los triunfos ajenos puede ser un signo de inseguridad en lugar de uno de fortaleza. Su investigación revela que una persona puede estar genuinamente orgullosa del triunfo de un grupo cuando se ha participado activamente en las acciones que condujeron hacia el triunfo de ese grupo.

No así cuando se ha sido un simple expectador del mérito ajeno, si el mérito de tal grupo es inmerecido o cuando el sujeto ha sido rechazado de otro grupo al que aspiraba o
hasta pudo haber sido expulsado de tal grupo. El estudio mencionado pedía a los sujetos investigados que identificaran ciertas palabras con su motivación interna para sentirse parte de tres grupos.

El primero se refería a la victoria un famoso equipo deportivo sobre otro; el segundo mencionaba el orgullo de pertenecer a determinado origen étnico; y el tercero pedía su razón para identificarse actos como victorias de equipos deportivos de aficionados o su participación personal en campañas de recolección de fondos para obras de caridad.

Algunas de las palabras disponibles para describirse a si mismos ante los tres casos eran adjetivos vacíos, exagerados o de falso orgullo como: "arrogante", "lo máximo" o "presumido", mientras que otros eran descriptores más modestos como: "cumplido", "exitoso" o "confiado".

Los sujetos del experimento también tuvieron que responder preguntas con respecto al estado del grupo; por ejemplo, si éste era admirado por personas ajenas al grupo, o si éste estaba amenazado por su competidores, y otras preguntas similares.

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El falso orgullo
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Los resultados demostraron que los grupos que eran más denostados por la sociedad o que estaban más superados por sus competidores, producían mayor falso orgullo en sus seguidores, es decir, mientras más negativa era su imagen o su realidad, más fanáticos eran sus seguidores y más falso orgullo les producían.

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El orgullo legítimo
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En contraste, quienes se identificaron con el trabajo meritorio y tenaz de un grupo mediante adjetivos moderados y sólidos, lo describieron como algo bien aceptado socialmente. Concretamente: Los aficionados a los grandes equipos deportivos, especialmente los que habían tenido desempeños mediocres, y la conciencia nacionalista extrema habían sentido y expresado más falso orgullo, que quienes habían contribuido personalmente a una causa noble o a la victoria local de un equipo deportivo.



Esto describe muy claramente la diferencia entre ser "nacionalista" (amar al propio país) y ser "patriotero" (pensar que su país es el mejor). Cuando una persona hace descripciones exageradas de los méritos de un grupo, podría ser un signo de inseguridad porque, mientras más irreal es el mérito que tiene, más retórica exagerada se tiene que utilizar

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Inflación de adjetivos
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En cierta forma esto también se observa en la publicidad: el uso de adjetivos como "fabuloso", "facilísimo" o "extraordinario" generalmente describe a productos que son, al menos, engañosos y hasta fraudulentos. Es como si una realidad cacariza pudiera ser resanada con adjetivos cosméticos.

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La gente prefiere creer una mentira popular...
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Aunque parezca una paradoja, por más increíble que suene una exageración, más gente la creerá, y para muestra basta un botón: en los grandes fraudes financieros (Madoff, Stanford, y otros) que recientemente han esquilmado más de 60 mil millones de dólares de gente que quiso pertener a grupos de imagen muy exclusiva, los incautos justificaban su desgracia diciendo que hasta Steven Spielberg o Jeffrey Katzenberg habían sido defraudados.

¿Por qué pasó esto? -porque esas personas no se identificaron con las masas que sólo sabían ahorrar en prosaicas cuentas de ahorro con muy bajo rendimiento, sino que se vieron a sí mismas asociadas con gente más lista. En otras palabras: los pobres "ahorran" y los ricos "invierten"... pura inflación verbal.




Esto también se aplica a nivel de los mortales: ¿por qué un(a) jovencit@ se identifica e imita la manera de vestir o de hablar de determinada cohorte urbana (Darks, Skinheads, Pachucos, Cholos, Chundos, Chichinflas y Malafachas), a sabiendas de que puede ser antisocial, delictuoso y hasta peligroso?... porque ha sido rechazado de otros grupos y se siente aceptado, bienvenido y comprendido por alguno de éstos.





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El agua tiende a su mismo nivel
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Y aquí está la clave del asunto. Cuando un mal mai, pariente o amig@ le repite a un infante que es un(a) inútil, tont@, inept@, fe@, etc. tarde o temprano lo llega convencer y, a veces, basta con que
un mal mai se lo diga una sola vez en público, para que el grupo entero le coloque la etiqueta que lo acompañará toda su vida.

El estímulo negativo es tan fuerte, que el joven se ve impulsado doblemente cuesta abajo; una parte por la expulsión de su grupo original (para cumplir las expectativas) y otra por la atracción del otro, como si el paria quisiera demostrar que estaba equivocado el estar en un grupo y está en lo correcto al llegar a otro.

Por ejemplo, si un joven es tildado de ladrón injustamente, comenzará a robar porque considera que ya pagó el precio de ser ladrón sin haber recibido el beneficio del latrocinio. Se dice que "nos crecemos al castigo".

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Lo positivo del reconocimiento
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Hay un lado positivo en la motivación aspiracional; un buen mai puede convencer a sus discípulos de lo bueno que llevan dentro porque
lo que atrae al ser humano hacia un determinado grupo, es la necesidad de ser aceptado y reconocido; la presión social de los valores del grupo es lo que mantiene solidarios a los socios y es lo que produce el orgullo genuino por la contribución individual.

Y no se trata de inflar el ego con falsos halagos; basta evitar la burla o el escarnio público, que tanto daño hace, y otorgar elogios justos, equitativos y oportunos a los buenos resultados; una regla fácil aplicable desde el aula, hasta la sala de consejo:

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Premiar en público, reprender en privado ------------------------------------------------------
Y esto no quiere decir que la justicia se tenga que hacer en la penumbra, sino que en el aula o en la familia, una palabra precautoria o un crítica a tiempo son más efectivas en privado que en público. Desde luego que si esto no funciona, las reprimendas tendrán que ir subiendo de tono y de escenario hasta llegar a la ejecución de castigos ante la comunidad como advertencia hacia los demás de lo que puede pasar si una conducta negativa se repite.

el mai agradece la idea a ABF

REFERENCIAS

El estudio de Cynthia Picket se encuentra en: http://www.livesience.com

Una muestra microscópica de lo que significan los nombres de las tribus urbana en la Cd. de México se puede leer y oir en: http://www.metrolyrics.com/chilanga-banda-lyrics-cafe-tacuba.html

Para los mais apasionados de su vocación, no dejen de leer este libro o de ver la película del mismo nombre: http://www.amazon.com/Freedom-Writers-Diary-Teacher-Themselves/dp/038549422X