MBA NEW AGE


En junio de 2008, esta gacetilla se estrenó hablando de los títulos universitarios como ecualizadores y hasta como ventajas sociales desde el punto de vista del estudiante; hoy hablamos de lo que significa un posgrado desde el ángulo de quien contrata a la persona que lo porta.

Imagina el aula de un posgrado de negocios hace unos 20 años; la mayoría de los asistentes estarían escribiendo notas con letra de monje medieval, pero con furia de futbolista. Casi todos cabrían en una plantilla estándar: hombres, de clase media o superior, todos egresados de una licenciatura afín cuatro o cinco años antes, empleados de una firma famosa o herederos del negocio familiar, todos de rigurosa corbata de rayas diagonales y enfundados en un traje de marca famosa o de sastre con apellido italiano.

Lo único constante es el cambio
La impresión de esta misma aula hoy es muy diferente. Para empezar, el número de mujeres que estudian grados avanzados ha crecido mucho; la U de Pennsylvania -Escuela Wharton de Negocios, informa que el 40% de su matrícula son mujeres y en México, la ANUIES reporta que ellas representan, desde 2007, la mitad de los egresados de todos los posgrados en México, y su origen, nivel socio-económico, tipo y estatura son tan diversos, que ya no se puede hablar de que un posgrado es un ecualizador social y, tal vez, ya ni siquiera sea una ventaja para encontrar un empleo mejor remunerado.

Uno estaría tentado a decir que las barreras de género se han roto y que se ha alcanzado igualdad de género, mas no es así; la diversidad no es más que una máscara que esconde un nuevo tipo de conformidad. Detrás de toda esa variedad social podrían estar las mismas actitudes y ambiciones de una generación de capitanes de industria clonados y con el mismo sello en todas partes del mundo; después de todo, los libros de texto y los sitios de Internet que visitan son los mismos

Muchas de las corporaciones que originaron la crisis financiera y económica de la que apenas estamos saliendo, fueron las mismas que contrataron a esta generación de MBAs, lo cual demuestra que un posgrado no soluciona el problema de falta de liderazgo o de falta de integridad.

¿Qué se puede hacer para tener líderes más efectivos?

Según Valerie Gauthier, Vice-decana de la Escuela de Estudios Superiores de Comerciales (HEC) de París, la clave está en el proceso mediante el que se admite a los estudiantes de posgrados en administración. Actualmente la admisión de candidatos a las escuelas de primera línea se basa en criterios académicos, en su desempeño profesional, ciertas cualidades analíticas, habilidad para solución de problemas y capacidad para procesar números, y las de no-tan-primera-línea admiten a cualquiera que tenga una licenciatura, mirada casi humana y pueda pagar el posgrado.

Rara vez se investiga qué valores mueven a un aspirante y esto es lo que realmente puede hacer que una empresa, una industria y hasta un país entero se comporte de una manera u otra. Sin una visión clara de los valores y tendencias de un postulante al posgrado, de nada sirve pasarlo por cursos de ética, responsabilidad social y desarrollo sustentable.

Cada entidad de nuestra estructura social y económica, desde la microempresa hasta la unidad de gobierno de un país, necesita un líder bien formado que, aparte de ser vigoroso, audaz e inteligente, tenga respeto por las personas, que se mueva sobre una escala de altos valores,  que no tema operar en una organización plana (sin muchos niveles burocráticos), y que sea responsable, confiable y leal.

Son duros de matar
Aunque los líderes estridentes, carismáticos y elocuentes no hayan desaparecido, es muy fuerte la tendencia hacia líderes con una imagen pausada, que sepan armar acuerdos más que arrasar oponentes y, sobre todo, que sepan cómo obtener la lealtad, responsabilidad y colaboración de sus compañeros y subalternos.

Estas cualidades no pueden ser aprendidas en un curso de 56 horas-aula, aunque lo imparta un súper Mai; tienen que ser inculcadas en miles de horas, poco a poco, desde la casa, hasta el aula del posgrado. Los valores no se memorizan, se vive con ellos, se actúa con ellos, se aprenden de los padres y de los Mais de los niveles previos, y los aspirantes a una educación meta-superior deberían de ser evaluados para medir su capacidad de relación, su liderazgo natural, su integridad y su habilidad de adaptación a las adversidades.


Varias universidades de primer nivel, como Stanford y MIT, están adoptando la prueba GRE, Graduate Record Examination, como examen de admisión en lugar del GMAT, Graduate Management, Admission Test, porque permite evaluar cualidades como: capacidad para trabajar en equipo (sin abusar del equipo para beneficio propio), creatividad (sin copiar y pegar de Internet), ética (aunque no me estén viendo) y resistencia a la presión o al fracaso (sin pedir ayuda).


Hay que empezar por las pruebas de ENLACE y de PICASA
Lo dicho Mai: para que tus discípulos tengan éxito, deben saber, saber hacer y saber ser, sin embargo, ¿Cuántos de ellos podrían pasar alguna de estas pruebas? aquí está una muestra de la de GMAT, y aquí encuentras un ensayo de la de GRE.

el mai.