PETER DRUCKER


Hace cuatro años falleció Peter Drucker y, hasta la fecha, sigue siendo el máster de los gurús de la ciencia y el arte del manejo (gestión, management, dirección o administración) de empresas, pero más que esto, un gran maestro de escuela.

En el plano de la realidad cotidiana, la teoría de la administración está dividida en decenas de feudos, tribus, clanes y teorías; algunas están encabezadas por filósofos, otras por pragmáticos; algunos sólo persiguen la fama y vender algunos libros o un par de cursos, otros son académicos expertos en decir como debió-haber-sido; hay quienes apoyan la administración científica, mientras otros juran y perjuran por el lado humano de la empresa.

Tirios y Troyanos se reunieron hace poco para celebrar el centenario del nacimiento de Drucker y todos lo proclamaron como "el padre de la gestión moderna" y "el más grande filósosfo de la gestión de empresas". Las celebraciones tuvieron lugar en varias partes del mundo, especialmente en Viena, su lugar de nacimiento, en California, donde dio sus mejores frutos, y en China, donde su influencia es cada vez más grande.


Los discursos estuvieron a cargo de luminarias del management y de personalidades como Rick Warren, el evangelista de moda en América hoy en día; Frances Hesselbein, la jefa de jefas de las Girl Scouts, y David Gergen, consejero de demócratas y republicanos en el gobierno de los EEUU.

Para conmemorar, la Revista Harvard Business Review puso la foto de Drucker en la portada con el encabezado de: "¿Qué hubiera dicho Peter?- Cómo puede ayudarte a navegar en épocas de turbulencia".

La U de Graduados Claremont, California, donde Drucker enseñó, presume de dos institutos dedicados a mantener viva su luz: la Escuela de Graduados en Administración Peter Drucker - Masatoshi Ito, y el Instituto Drucker. Éste opera como centro de una red de sociedades por todo el mundo que tratan de aplicar sus principios a todo lo imaginable; desde recolectores de basura, hasta escuelas primarias. El instituto también produce un taller de hágalo-usted-mismo llamado "Drucker unpacked".

¿Por qué sigue teniendo Drucker tal reputación? En parte porque es un faro entre la gente que sigue estando desorientada sobre la gestión de empresas gracias a las fórmulas mágicas de tantos autores. La consultoría a empresas es un pingüe negocio en la actualidad: unos ofrecen cómo predecir la siguiente crisis, otros cómo salir de ésta y los demás explican qué causó la anterior.

Cuando Drucker empezó a dedicarse al asunto de la gestión de empresas, allá por 1940, el tema era casi desconocido; la administración de empresas era apenas un hilo de agua. McKinsey llevaba una década luchando por ganar contratos de asesoría; el Boston consulting Group no existía. Los jerarcas de la GM dudaban de que Drucker pudiera encontrar una editorial para su gran estudio de la empresa llamado "El concepto de la corporación" porque, como uno de ellos decía: "No creo que a nadie le interese la gestión de empresas"... a pesar de que el gran éxito de la GM era precisamente ese: saber manejar una gran organización compleja.

Aquel hilo de agua se volvió una catarata y las grandes universidades del mundo han reemplazado a Oxbridge como cuna y guardería de las elites del mundo. La industria de la consultoría en negocios tendrá ventas este año por 300 mil millones de dólares; los libros sobre administración siempre andan en las listas de los más vendidos y algunos de los más famosos conferencistas pueden ganar hasta 60 mil dólares por un discurso de menos de media hora.

Y, sin embargo, los apóstoles de esta gran industria padecen de severos casos de ansiedad, en parte porque el negocio de la gestión siempre ha sido territorio de falsos profetas, modas efímeras y charlatanes, y en parte porque la disciplina en sí no tiene fondo.


Constantemente se están generando nuevas ideas, teorías, técnicas y recetas infalibles como la reingeniería, hoy desaparecida, el punto de inflexión, de quien nadie se acuerda y las empresas milagro, de las que no queda hoy nada, excepto clientes e inversionistas defraudados.

Leer a Drucker es el antídoto perfecto para la ansiedad; él fue el verdadero intelectual que, durante sus años mozos se codeó con Ludwig Wittgenstein, John Maynard Keynes y Joseph Schumpeter. Él ilustraba sus principios con ejemplos de historia medieval o de la literatura del siglo XVIII para evadir las turbulencias efímeras de la modernidad.

Se mantuvo en primera línea durante 60 años educando a cientos de administradores de empresas seguros y confiables, y consejando a varias generaciones de capitanes de industria sin caer en la veleidad de las modas o en el torbellino de la charlatanería.

Siempre educó relacionando los retos del día con día con las grandes tendencias sociales y económicas como el efecto de la tecnología sobre el empleo o el surgimiento de las potencias de Asia. Pero Peter fue más que un remedio para la ansiedad, también fue un apóstol de la enseñanza, él predicaba que la educación en administración era una de las grandes impulsoras del progreso humano.

Él decía que la administración era el instrumento que convertía a "una muchedumbre en una organización y al esfuerzo humano en desempeño" y describía a la administración científica como "La más poderosa y destacada contribución al management"

Sus ideas trascendieron fronteras y campos de acción; fue consejero de empresas por todo el mundo y apoyó organizaciones no económicas como las Girl Scouts, inspiró dinamismo a las iglesias de varias denominaciones y contribuyó en muy diversas instituciones educativas.

Su libro Concept of the Corporation, publicado en 1946 es lectura obligatoria de cualquier persona que aspire a ser gerente (aunque yo prefiero The Practice of Management); al leerlo, uno queda sorprendido no sólo por la relevancia y la actualidad de lo que dice, sino por la claridad con la que vió el futuro; la similitud de los problemas de hoy con los de entonces es impactante, y esto es porque, a pesar de lo que predican los teóricos new age, la gestión de empresas no es una ciencia progresiva.

Los dilemas de personal de Moisés siguen apareciendo hoy, los retos de credibilidad de Noé son los mismos que se encuentra cualquier mercadólogo actual; las gestiones financieras de Colón ante la Reina Isabel son las mismas que se gestionan ahora ante cualquier banco.

Drucker encontró los terrenos comunes a las diversas corrientes de pensamiento económico y administrativo porque manejó la idea de organizaciones humanas más que el concepto de datos y hechos económicos. Por ejemplo, decía que, para mantenerlas eficientes, cualquier organización, de negocios o voluntaria, requería de objetivos claros y mediciones sólidas.

También se burlaba diciendo que la gente prefería la palabra "Guru" en vez de "Charlatán" porque era más fácil escribirla.

Adiós, gran Guru de los Mais.

el mai.