"NO LO DUDO, PERO NO TE CREO", EN LA PRÁCTICA

Creo en las mate, no como religión o culto, sino como en una persona que nunca me engaña; bueno, hasta que supe algo sobre estadística y escuché la famosa frase de Mark Twain:
"Hay tres clases de mentiras: las mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas"
Lo más difícil de la estadística no es recopilar los datos y ponerlos sobre una gráfica de colores bonitos donde se demuestre que de cada diez personas que ven la TV, cinco, son la mitad; tampoco es muy difícil decir que si uno está parado con un pié sobre un bloque de hielo y el otro está sobre una sartén al fuego, en promedio el asunto es agradable y estamos bien.

Lo más difícil de la estadística es formular una hipótesis y, claro, comprobar su veracidad aplicando un cuestionario a una pequeña muestra de una gran población. Aquí es donde se acalambra la neurona... y va un ejemplo:

Supongamos que un chocolate se vende envuelto en aluminio litografíado a dos colores y trae adentro un pequeño juguete de plástico para armar; el fabricante de la golosina desea saber qué es más importante para el consumidor: la envoltura, el juguete o el sabor del producto, y le encarga la investigación a un afamado despacho de mercadólogos vudú.

Después de aplicar encuestas y procesar los datos en supercomputadoras, el despacho responde que depende; los niños quieren la golosina, cualquiera que sea, porque no pueden aún distinguir sabores con precisión, y la prefieren con juguete porque les proporciona doble satisfacción: les pudre los dientes de manera muy sabrosa, y se divierten viendo sufrir a su papá armando el juguete.

Las madres de familia reconocen la marca en la envoltura y saben que es garantía de calidad e higiene, bueno, mientras los piratas de Chan Jai no se la fusilen; ellas, entonces, acceden a la compra sin pensar mucho en el sabor, el contenido, los honorarios del dentista o los del psiquiatra para reparar la frustración del papá.

¿Te das cuenta? lo más importante de la estadística no son las gráficas o los listados de datos, sino cómo se formula la pregunta de investigación, porque la respuesta depende de la pregunta.

Todo está hecho de detalles
Con frecuencia son las pequeñas cosas las que acaban siendo las más importantes. Estoy seguro que en algún despacho en el sótano de la Toyota, hay un archivero que guarda los reportes de calidad de la computadora de control del freno mixto del Prius. Alguien lo vio, alguien lo oyó y alguien lo pasó por alto. La Toyota está regresando a revisión 8.1 millones de autos, ¡más que los que vendió en 2009! por un pequeño detalle que hoy resulta ser lo más importante en la vida de la marca.

Es imposible atender a todos los detalles, lo que hay que hacer es prestar atención al detalle que se sale de lo que lo rodea, las excepciones se vuelven monstruos si no se les atiende oportunamente; si algo anda mal, hay que atenderlo a tiempo.

Esto va en contra del principio democrático que dicta que hay que prestarle atención a las mayorías y no a las excepciones, pero eso es falso, se dice sólo para entumecer la inteligencia y promover la mediocridad; los mejores deportistas, músicos, artistas, autores y Mais (con mayúsculas) son excepcionales, no son mediocres. Lo mismo pasa con los discípulos: son los más buenos y los más malos, los que se salen de la zona de confort colectivo, y a quienes hay que prestarles mayor atención.

Hay que ver la película completa.
Esto parece ser lo contrario de lo anterior, pero no, nada más parece. A lo que se refiere es que no se debe tomar decisiones generales a partir de datos particulares; es como si la fábrica de chocolates sólo pusiera autos amarillos dentro de la golosina sólo porque le gustan al nieto del investigador de mercado.

Para hacer juicios generales hay que obtener mucha información para formarse imágenes amplias; hay que armar la historia y el contexto de la historia.

Dejar la agenda en casa
Una hipótesis es una suposición que explica un fenómeno, pero que aun tiene que ser comprobada; la investigación no debe ir sesgada hacia la búsqueda de datos que la apoyen y la comprueben, sino que debe encontrar y reportar todos los datos. Si sólo vemos lo que nos conviene, o lo que no nos conviene, nos vamos a equivocar más frecuentemente que si vemos el total de los hechos.

Cabe aquí recordar el aforismo:
"La gente prefiere creer una mentira popular, que una verdad impopular"
Cuando se formula una hipótesis torcida, morbosa, de conspiraciones imposibles, la gente tiende a encontrar razones para apoyarla y para creerla, y se vuelve ciega a las opiniones y razones simples en contra; por eso hay que evitar ser arrastrados por "lo que dice la gente" -hay que investigar por cuenta propia.

Esto no significa que uno no pueda tener corazonadas o sospechas, sino que no hay que aferrarse a ellas; no hay que desechar los datos sólo porque que no convengan; lo importante es encontrar la verdad, no probar nuestros augurios. Si fuera posible, todo mundo iría a la lotería a convencerlos de que su corazonada es la buena.

Asomarse afuera del problema.
Los enterados le llaman ver los "meta-datos"; que es toda la información alrededor de los datos centrales; es saber cómo fueron obtenidos, quién los capturó, cómo los encontró, cuándo, dónde, con qué, etc.

Mientras más meta-datos se tenga, más creíble es la investigación porque así se puede verificar todo lo que la rodea. Puedes checar aquí cómo una vista amplia y de largo tiempo puede cambiar las conclusiones sobre un lote de temperaturas observadas si se considera el método para obtenerlas; se trata de un relato muy interesante sobre el calentamiento global y cómo se han estimado las temperaturas 1000 años antes de que se inventara el termómetro.

¿Por qué?
Esta es la pregunta más importante que se puede formular un investigador. Cuando uno mira una gráfica o una tabla de números y algo no cuadra, basta preguntarse si tiene sentido establecer relaciones entre causas y efectos basándose en ellas; si lo tiene, bueno, pero si se siente incómoda la inteligencia, mejor hay que preguntar.

Esto se aplica tanto al calentamiento global, como al precio de una corbata o a la tarifa del taxi; los números no mienten, pero los mentirosos usan números.

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