EN EL TERRENO DE LOS HECHOS

En esta gacetilla se describe cómo contrarestar, mediante el acceso directo a las diferentes capas del cerebro, las cinco mayores causas de las fallas de aprendizaje . Si no leíste las dos gacetillas anteriores las puedes invocar desde el índice adjunto.

Como no es posible describir en 1263 palabras todos los casos de todos los temas de todas las asignaturas y en todos los niveles, esto se va tratar de un solo tema dentro de una asignatura y en un nivel; la extrapolación a otras materias, niveles, temas y casos es cosa tuya.

Piensa en algo que te haya gustado mucho, una película, un libro o un álbum musical, y que se lo hayas recomendado con gran entusiasmo a alguien a quien apreciaras también mucho. Esperaste su reacción con ansiedad, acariciaste el momento en el que te agradecería la recomendación y elogiara tu buen gusto... pero, no; todo lo contrario: fuiste despreciado, criticado y hasta perdiste su amistad.

Eso es exactamente lo que siente un Mai de ......... (ponga aquí la asignatura que le corresponda) todos los días.

Un  Mate-mai, por ejemplo, trata de vender un producto que a nadie le gusta, que nadie lo entiende, que no le encuentra significado ni utilidad, y en un mercado que NO lo quiere, pero que la ley obliga al usuario a comprarlo. Todo mundo se frustra, ¿no?

Vamos a separar las mate en dos áreas de competencia: el cómputo, y solución de problemas. La primera contiene la manera de aplicar mecánicamente las operaciones aritméticas a situaciones de la vida cotidiana: calcular la propina y el IVA sobre un consumo de $$$$, sumar el total y dividirlo entre siete comensales. Esta tarea se puede hacer a mano sobre una servilleta, o con la calculadora incluida en los accesorios del teléfono portátil, no implica mayor ciencia.

Y sin embargo, esta tarea no es fácil, porque involucra procedimientos particulares a la situación que deben ser formulados, comprendidos y ordenados por las capas superiores del cerebro, y mientras las neuronas exteriores se tuestan, las de enmedio pujan para provocar un actitud displicente para que nadie se dé cuenta que no sabemos hacerlo y, mientras, la capa reptiliana está gritando: "¡cuidado, haz la cuenta, que vas a endosarle tu alma al diablo!"

¿A qué se debe el conflicto entre las capas?
A que no recordamos cómo plantear, mucho menos resolver un problema "difuso", de esos que no se sabe ni qué preguntan, que traen puros datos, pero no dicen qué se busca, ni qué fórmula se aplica.

Pero, ¿por qué lo olvidamos, si en la escuela hicimos muuuuchos problemas de todo tipo?
Tal vez sí supimos cómo hacerlo, pero superficialmente y luego lo olvidamos, o tal vez nunca supimos resolver problemas que no fueran completamente explícitos. Si este es el caso, pasemos a ver cómo se puede olvidar algo que nunca supimos.


Son cinco los precursores del olvido:
1. Falta de iniciativa. El aprendiz no se echa a andar solo; espera a que la pregunta concreta del problema sea formulada explícitamente para comprensión del neocórtex; en suma, no sabe identificar instintivamente cuál es el problema, ni qué se busca.

2. Falta de perseverancia. Si la respuesta encontrada no coincide al primer intento con las opciones disponibles, la reacción emocional es alzar los brazos y botar el arpa. No hay segundo ni tercer intento, pero sí hay muchas excusas: "es imposible", "faltan datos", "el libro está mal", "el Mai no enseña", "esto  no lo vimos"...y la peor: "Yo nunca he sido bueno para ... ..." o: "la ineptitud matemática es hereditaria"

3. Falta de retención. Síntoma también conocido como memoria de Teflon (R) y ésto, a su vez, se debe a la falta de ejercicios individuales (porque ahora todo se hace en equipo), algo también conectado con la falta de perseverancia. Si el primer ejemplo resuelto (por alquien del equipo) salió bien, nadie hace los demás ejercicios del libro; "¿para qué?, si ya lo entendí y todos son iguales". Lo que no se practica, no se aprende a nivel molecular, igual que los deportes o la ejecución musical: las habilidades del pensamiento deben ser implantadas en conexiones sinápticas permanentes, como el saque de tenis o el golpe del Golf.

4. Aversión a los problemas verbales (y no los culpo). Aquellos de: "Si un granjero ordeña 3.785 litros de leche de una vaca en 52 minutos, ¿cuántos litros ordeñarán 24 granjeros de la misma vaca en dos horas?". Esto conecta con la falta de comprensión de la lectura; es la desconexión entre las zonas cerebrales que decodifican e interpretan los símbolos, y las que los relacionan para formar nuevos pensamientos. No hay que olvidar que pensamos con palabras.

El problema es que la vida real no está planteada como los problemas de los textos: cada quien tiene que buscar sus datos, formular sus preguntas y desarrollar su procedimiento.

5. Búsqueda de "la fórmula" ¿Cuál es la fórmula? es la pregunta obligada en el aula. La fórmula es ese algoritmo que permite poner los datos recibidos en el planteo en el orden adecuado en la calculadora, para que, mediante un repiqueteo en el teclado, mágicamente aparezca la respuesta.

Nuevamente: la vida real no da las fórmulas, cada quien tiene que encontrar su propia manera de matar sus pulgas, pero eso no se dice en el aula, a veces ni siquiera se permite que un discípulo se desvíe de los procedimientos canónicos.

¿Qué se puede hacer?
En pocas palabras: en los grados básicos e intermedios, el discípulo debe recibir una instrucción general y el Mai debe dar respuestas o guías a las preguntas conforme se le vayan formulando; en los grados superiores la pregunta debe surgir de la situación planteada, como en el Método de Casos o el Aprendizaje Basado en Problemas.

Un ejemplo concreto de 6º grado.
Según el texto oficial: ¿Cuántas horas tardará en vaciarse un cilindro de 1.0 m de diámetro por 1.15 m de altura, si se consume un litro en 30 segundos?

Se espera que el estudiante busque la fórmula de cálculo del volumen del cilindro, ponga los datos en ella, calcule el volumen en metros cúbicos, lo convierta a litros, divida esta cantidad entre el gasto, obtenga el resultado en segundos y lo convierta a horas, lo compare con las respuestas de opción mútiple que acompañan al texto y marque con lápiz, del número dos, el círculo de la respuesta correcta, sin salirse del círculo.

Pero, ya en la realidad ¿Qué tal que anuncien en la TV que mañana se cierran las válvulas del agua potable de la ciudad, y que cada quien se rascará con sus uñas? La pregunta que surge en la conciencia, no en la pantalla, es: ¿cuánto me va a durar el agua que tengo en el tinaco? y de ahí se derivan más preguntas: ¿cuánto le cabe? ¿cuánto tiene en este momento? ¿cuánto consumo por hora, o por día? ¿cómo la raciono?

Como no hay respuesta directa para esas preguntas, surgen nuevas: ¿qué forma tiene el tinaco (aljibe o cisterna)? ¿cuánto mide? ¿cómo se calcula el volumen? ¿cómo mido el caudal de agua que consumo?
Seguro que muchos estudiantes pudieron resolver (copiar o atinarle) correctamente el problema planteado de manera canónica, pero, ¿de qué sirvió si 20 años después no lo pueden aplicar a una situación real?

Para que un conocimiento sea útil hay que entenderlo, compenderlo, aplicarlo, practicarlo y extenderlo más allá del aula. No siempre es posible poner ejemplos reales o prácticos, pero siempre es posible usar diagramas, modelos o la imaginación... y las tres capas del cerebro.

el mai